jueves, 17 de octubre de 2013

La narrativa hasta 1939


LA NARRATIVA ANTERIOR A 1939

1. La generación del 98

A finales del siglo XIX y principios del XX la sociedad occidental ―y, en este sentido, la española no es una excepción― vive una crisis generalizada tanto en lo socio-económico como en lo cultural, que en el caso de la literatura española e hispana va a desembocar en la aparición de un movimiento que presenta dos caras: el Modernismo y la generación del 98.


Ambos pretenderán ser una respuesta a esa situación de crisis; sin embargo,mientras el primero se inclina más por una postura estetizante y un tanto evasiva, la segunda intentará erigirse en un faro intelectual que impulse el cambio de la España decadente del momento, objetivo que no alcanzó por apostar por soluciones idealistas alejadas de lo pragmático. Esta loable intención les empujó a poner la creación literaria al servicio de su propósito renovador.
Con el término Generación del 98 se denomina a una serie deescritores españoles que se muestran preocupados por la realidad española y adoptan ante ella una postura crítica. A la misma pertenecen Ramiro de Maeztu, Pío Baroja y José Martínez Ruiz («Azorín»); Miguel de Unamuno,
Antonio Machado y Ramón María del Valle-Inclán.
Estos autores coinciden en ideología y estética. Les influyen las filosofías de Schopenhauer, Kierkegaard o Nietzsche que les dan una visión pesimista del mundo. Sus temas predilectos son el “problema de España” y las preocupaciones existenciales. Con respecto al primero, todos ellos son conscientes de que la España de su tiempo es una España decadente y atrasada, que esperan poder mejorar con su labor literaria. Ese amor por su patria les lleva a descubrir sus paisajes y gentes ―sobre todo, castellanos, porque los del 98 identifican España con Castilla―; por esto mismo, reconstruyen la historia y la intrahistoria (la vida de gente anónima) de los españoles y recuperan a los escritores de siempre (Gonzalo de Berceo, Jorge
Manrique, Arcipreste de Hita,…). Respecto al segundo tema, les preocupa la vida, la muerte y el paso del tiempo y la religión (aunque algunos de ellos fueron agnósticos, otros como Unamuno estuvieron muy preocupados por la existencia de Dios).
La estética del 98 se enfrenta a la del Realismo y Naturalismo. Utiliza un estilo antirretórico, natural e introducen arcaísmos y palabras en desuso.Todo lo anteriormente dicho explica que de la mano de este grupo de escritores viniera el auge del ensayo y del periodismo, cauces apropiados para el desarrollo de sus ideas, y la modernización de los géneros tradicionales; por ejemplo, las nivolas de Unamuno, mezcla de reflexión y relato.

2. Los novelistas del 98.

Todos los novelistas de este movimiento acabaron dando a sus novelas unos rasgos comunes:
1.- Todas ellas se suelen organizar en torno a un personaje central, que representa las ideas y preocupaciones del autor.
2.- El interés no está en la acción externa ―como en el Realismo―, sino en las discusiones y conversaciones de los personajes ―en definitiva, se puede hablar de un argumento-pretexto, ya que muchas de sus novelas que se acercan al ensayo.
3.- La realidad de estas novelas se describe a través de la sensibilidad del personaje central.
4.-Por último, estilísticamente son novelas en las que el diálogo es una técnica muy utilizada, porque permite al autor exponer sus pensamientos.
Dentro de la prosa del 98 destacan varios autores como Unamuno,
Azorín, Valle-Inclán y Pío Baroja


(SIGUE)


MIGUEL DE UNAMUNO:                              
Miguel de Unamuno nació en Bilbao en 1864. Estudia Filosofía y Letras en Madrid y, en 1891, recién casado, ganó la cátedra de griego en la Universidad de Salamanca, ciudad en la que vivió hasta su muerte y con la que, todavía hoy, se le sigue identificando. Desde muy joven empezó a publicar artículos en la prensa, siempre movido por su espíritu crítico. En 1897, a la vez que se aleja de sus posturas socialistas de juventud, sufre una honda crisis espiritual y religiosa. A partir de entonces, sus dudas sobre la existencia de Dios y el papel del hombre en el mundo y la muerte, le acompañaron siempre. De 1924 a 1930 estuvo desterrado en Fuerteventura y Francia por su oposición a la dictadura de Primo de Rivera. Murió en Salamanca el último día de 1936.
La personalidad atormentada de Unamuno se refleja en toda su obra. Escribió siempre sobre sí mismo y sobre sus preocupaciones personales: el sentido de la vida, la angustia ante la muerte, la existencia de Dios, el tema de España, etc.
Además de novela, también escribió poesía y libros de ensayos como En torno al casticismo,   Vida de D. Quijote y Sancho,  Del sentimiento trágico de la vida.
Unamuno se sirvió del marco de la novela para expresar sus dudas y preocupaciones existenciales y filosóficas ya reseñadas: el sentido de la existencia, el ansia de inmortalidad, la identidad personal, el sentimiento trágico derivado de la certeza de la muerte, etc. En su deseo de renovar la novela, le dio un nombre distinto: nivola. Las novelas o nivolas de Unamuno pretenden ser un relato esencial de un conflicto de conciencia. Para ello casi se eliminan las referencias al ambiente en el que suceden los hechos y se simplifica al máximo la acción externa, centrándose todo el interés del relato en la interioridad del personaje y sus problemas íntimos.
Niebla (1914), subtitulada nivola, trata sobre los problemas existenciales y de identidad del protagonista. Para muchos es su obra maestra.
La tía Tula (1921) gira en torno al sentimiento de maternidad y a la psicología de una mujer cuyos impulsos maternales chocan con su aversión al acto sexual.
San Manuel Bueno, mártir (1931) es la historia de un sacerdote atormentado por su falta de fe en la vida eterna, situación que él oculta para no alterar la conciencia de sus fieles, que viven en paz gracias a él. El sacerdote, al que todos tienen por santo -de ahí el título de la novela- sacrifica su verdad a la felicidad de los demás y prefiere predicar la mentira que sirve de consuelo a sus fieles, consciente de que la verdad es algo terrible, algo intolerable, algo mortal: la gente sencilla no podrá vivir con ella. En la novela aparecen los temas de Unamuno de siempre: la identidad personal, el sentimiento trágico de la vida, el destino del hombre y la inmortalidad.
RAMÓN MARIA DE VALLE-INCLÁN (1866/1936)  Nació en Villanueva de Arosa, Pontevedra, y estudió derecho en Santiago de Compostela, pero interrumpió sus estudios para viajar a México, donde trabajó como periodista en El Correo Español y El Universal .Actor de sí mismo, profesó un auténtico culto a la literatura, por la que sacrificó todo, llevando una vida bohemia de la que corrieron muchas anécdotas. Perdió un brazo durante una pelea. Al proclamarse la República, en 1931, desempeñó varios cargos oficiales, entre ellos el de Director de la Escuela de Bellas Artes de Roma. Posteriormente regresó a Galicia donde murió en enero de 1936, en Santiago de Compostela.
Dos estilos definen la obra de Valle: modernismo y esperpento.
Los años de inicio están marcados por la tendencia modernista y representados por las cuatro Sonatas: Sonata de otoño (1902), Sonata de Estío (1905), Sonata de Primavera (1904) y Sonata de invierno (1905); supuestas memorias del Marqués de Bradomín, una especie de donjuán, "feo, católico y sentimental". Lo más destacable de las Sonatas son sus valores formales, la prosa rica, refinada, sensual y llena de ritmo.
De esta primera época también es la trilogía de La guerra carlista: Los cruzados de la causa, El resplandor de la hoguera y Gerifaltes de antaño (1908/1909), que narran episodios de la última guerra carlista de España y presentan la España tradicional (carlistas) enfrentada a la liberal (republicanos).
Entre las obras de la última época destaca la que sin duda es una de las mejores novelas de la primera mitad del siglo XX, Tirano Banderas (1926). La historia se centra en un supuesto dictador americano y no está localizada en un tiempo ni espacio concretos (aunque la ambientación lleva a pensar inmediatamente en México, país que Valle visitó varias veces). Presenta rasgos del esperpento (ver tema del Teatro anterior al 36, Valle-Inclán), técnica mediante la cual Valle degrada personajes y acciones que antes habían sido mostrados mediante un tono elevado. Merece destacarse el asombroso dominio de la lengua con la incorporación de giros y expresiones hispanoamericanas.
Por último, las tres novelas de El Ruedo ibérico (1927-1932), también de estilo esperpéntico, en las que Valle intenta reflejar la historia y vida de nuestro país desde el reinado de Isabel II hasta el desastre del 98, ponen al descubierto la degradación social y moral de España durante esa época.

PÍO BAROJA (1872/1956)
De ideología liberal, evolucionará con el tiempo hacia un cierto conservadurismo moral. Sin embargo, las críticas que aparecen en sus libros, dirigidas tanto a sectores identificados tradicionalmente con las derechas como con las izquierdas, le enemistaron con los dos bandos enfrentados en la guerra civil.
Su producción narrativa se organiza en grupos de tres novelas (trilogías) que siguen un tema común.:

- Madrid en sus distintos ambientes y clases sociales (trilogía de La lucha por la vida: La busca; Mala hierba; Aurora roja). La busca nos cuenta la historia de Manuel, su caída en la delincuencia y sus andanzas por las afueras de la ciudad (que representa el mundo de la golfería).
- Ciudades europeas que él conoció (trilogía de Las ciudades)
- El País vasco y las tareas del mar (trilogía Tierra vascaLa casa de Aizgorri, El mayorazgo de Labraz y Zalacaín el aventurero-).
- Las guerras carlistas y la historia española del XIX sirven de trasfondo a la serie titulada Memorias de un hombre de acción, integradas por 22 novelas centradas en la vida de Eugenio de Avinareta, antepasado de Baroja.
- Conflictos existenciales de un individuo sensible en la España de la época (El árbol de la ciencia y Camino de perfección).
Sus novelas se caracterizan por los siguientes rasgos:
- Novelas centradas en un personaje -activo y dominador o pasivo y sin voluntad- a través del cual nos introducimos en los distintos ambientes.
- Acción y diálogos abundantes, mediante los cuales se exponen distintas concepciones del mundo. Como contrapunto aparecen a veces una especie de remansos líricos.
- Marcada presencia del narrador a través de comentarios y reflexiones (lo que permite al propio Baroja expresar sus ideas filosóficas, literarias y políticas).
- Descripciones impresionistas a base de pinceladas o unos pocos detalles físicos y psicológicos para describir a los personajes.
- Cierto desaliño expresivo (exagerado por los críticos). Para Baroja todo debía subordinarse a la exactitud y a la claridad; de ahí la naturalidad de su estilo y el tono conversacional de sus novelas.


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